Científica de la UNAM desmiente mitos sobre el sargazo





"Sargazo no es cuestión de imagen turística, sino un problema ecológico y hasta de salud”

Brigitta Ine van Tussenbroek Ribbink, investigadora de la Unidad Académica de la Unidad de Sistemas Arrecifales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el municipio de Puerto Morelos, echó por tierra los mitos de sobre e sargazo.
La científica dice desconocer el origen de la talofita, que es una especie distinta a la del mar de Los Sargazos, en el Atlántico Norte, que no tiene costa y constituye una inmensa isla flotante, entre Florida y las islas Azores, que pertenece, en parte, al denominado “Triángulo de las Bermudas”.

“Se piensa que ha arribado tanto sargazo por el exceso de nutrientes que llegan al mar por medio de ríos, y puede duplicar su biomasa –cantidad de materia acumulada– en 20 días. El impacto ecológico en playas y lugares donde se concentre es por mucho tiempo debido a sus componentes químicos, y afecta la flora, fauna, arrecifes, playas y el manto acuífero”.

La investigadora señaló que las algas liberan ácido sulfúrico que provoca alergias, y algunos microorganismos que viven en ellas también son tóxicos para la piel, y los gases que despide pueden ser dañinos. El sargazo ha provocado la muerte de peces, tortugas, pulpos, tiburones; y las tortugas no pueden llegar a desovar y las crías no pueden llegar al mar.

“Por las cantidades de sargazo que han llegado a nuestras costas se genera mil veces más fósforo, provocando que crezcan más algas que corales, y en la marea café (agua de coloración café), la cantidad de oxígeno en el agua disminuye provocando la muerte de peces y la proliferación de bacterias”, detalló la científica.

Tussenbroek Ribbink precisa que el sargazo también afecta grave y severamente los pastos marinos y las praderas, provocando más erosión, y se ha visto que el impacto en la playa (por la cantidad tan exagerada que ha llegado) se prolonga por más de un año, y el impacto en la pradera se puede extender hasta los 60 años.

“Contrario a lo que se cree, enterrarlo en la playa daña el ecosistema de forma irreversible; lo ideal es crear un sistema para recolectarlo en el mar, poco antes de que llegue a la playa. No se aconseja hacerlo en mar abierto porque es un ecosistema y refugio de especies marinas, y es esencial para el ciclo de vida.

“Si ya llegó a la playa, no se debe usar maquinaria pesada para su desalojo, pues los equipos apisonan más la arena contribuyendo a la erosión. Al colocarlo en sascaberas se contamina el manto freático debido a sus altas concentraciones de fósforo y arsénico. Es importantísimo derribar el mito de que el sargazo se convierte en arena”.

La investigadora de la Unidad Académica de la Unidad de Sistemas Arrecifales de la UNAM, en Puerto Morelos, advierte que la talofita emite gases y se cree que puede ser utilizado para elaborar biocombustibles y fertilizantes; sin embargo, falta más investigación. Además, los estudios hasta ahora aconsejan no usarlo directamente como abono.

“Se recomienda mezclarlo en un bajo porcentaje con algún tipo de composta porque su composición natural no permite su uso para fines alimentarios por su alta concentración de arsénico, por lo que debe frenarse la elaboración de galletas pues su consumo es peligroso”.

Finalmente, la investigadora aclara en su estudio que “es importante reflexionar en que el tema del sargazo no es cuestión de imagen turística, sino un problema ecológico y hasta de salud”.

Durante el fin de semana se retiraron más de 100 toneladas de sargazo en las costas del municipio de Solidaridad y Othón Pompeyo Blanco (Mahahual), pero el alga continúa recalando en las costas de Xcalacoco, Punta Esmeralda, Mamitas, El Faro y Piñatas, que lucieron alfombras de color café debido al arribo ininterrumpido de la talofita.