
El dinamismo inmobiliario en el sureste mexicano ha transformado silenciosamente la geografía de inversión en el país. Mérida, con su mezcla de historia, estabilidad y proyección urbana, se ha consolidado como un destino prioritario para quienes buscan más que un inmueble: buscan certeza. La asesoría correcta ha dejado de ser un servicio accesorio para convertirse en una necesidad estratégica. Y cuando esa asesoría combina conocimiento técnico, sensibilidad humana y un enfoque ético, se vuelve una pieza clave para cualquier decisión patrimonial.
Hace siete años, esa visión tomó forma en una empresa que nació de una historia compartida. Karla Vadillo y Enrique Custodio eran asesores inmobiliarios independientes cuando decidieron unir esfuerzos, tanto en lo personal como en lo profesional. Así fundaron INVC Estrategias Inmobiliarias, una firma que ha crecido de manera sostenida gracias a un modelo de atención centrado en las personas y no en las transacciones.
Ambos fundadores aportan trayectorias distintas pero complementarias. Karla Vadillo, licenciada en Administración de Empresas, encontró en el sector inmobiliario un terreno fértil para unir su vocación de servicio con una clara orientación al detalle. Enrique Custodio, contador público y empresario, dirigió una firma propia en Villahermosa durante más de dos décadas antes de mudarse a Mérida en 2013. Desde entonces, ha enfocado su experiencia en ofrecer asesoría clara y estructurada para compradores e inversionistas. Ambos están certificados en asesoría en comercialización de bienes inmuebles, un requisito que consideran no solo formal, sino ético.

La propuesta de INVC se articula en torno a tres pilares: atención personalizada, ética profesional y asesoría bilingüe. Esta última, clave en una ciudad como Mérida, donde la llegada de inversionistas extranjeros ha crecido exponencialmente. “Atendemos cada proceso con la misma minuciosidad, ya sea un cliente local o alguien que viene del extranjero. Lo importante es que se sienta acompañado, entendido y protegido”, explica Karla Vadillo.
A diferencia de muchas firmas que apuestan por volumen, esta empresa opta por una curaduría estricta de los proyectos que representa. Enrique Custodio lo resume así: “No promovemos todo lo que hay. Promovemos lo que tiene sentido para nuestros clientes, lo que cumple con estándares de calidad, ubicación y seguridad jurídica. Preferimos decir que no a un desarrollo antes que comprometer nuestra reputación y la tranquilidad de quienes confían en nosotros”.
Entre las propiedades más destacadas de su portafolio actual se encuentra una residencia ubicada en la privada Oasis del Yucatán Country Club, un desarrollo reconocido por su planeación urbana, entorno natural y alto nivel de vida. Rodeada de áreas verdes, infraestructura de primer nivel y con acceso a servicios exclusivos, esta propiedad representa el tipo de inversión que se busca promover: inmuebles que combinan diseño arquitectónico, ubicación estratégica y seguridad jurídica. Más que una simple oferta, se trata de un ejemplo del estándar de calidad que la firma se ha propuesto mantener en cada operación que acompaña.
Desde su experiencia, las zonas de mayor crecimiento en Mérida se concentran en el norte de la ciudad, donde la infraestructura urbana y los servicios se han expandido de forma más sólida. En la costa, el eje Telchac–Dzilam de Bravo muestra un repunte significativo, impulsado por nuevos desarrollos, conectividad y un renovado interés por la vida frente al mar. Este auge, sin embargo, ha generado una avalancha de ofertas y propuestas en el mercado, lo que vuelve aún más importante contar con asesoría experta. “La emoción puede ser mala consejera en bienes raíces. Por eso es vital revisar con lupa cada proyecto y tomar decisiones informadas”, señala Enrique.

El perfil del clientes ha ido cambiando con el tiempo. Hoy, gran parte proviene de otros estados —principalmente del centro y norte del país— y corresponde a familias jóvenes, entre 30 y 50 años, en busca de un entorno seguro y estable para criar a sus hijos. La seguridad, de hecho, es la principal razón por la que muchos voltean a ver Mérida como su nuevo lugar de residencia. A eso se suma la calidad de vida, el crecimiento económico de la región y una oferta educativa y de salud cada vez más robusta.
En una década, Mérida pasó de ser un destino tradicionalmente local a convertirse en un imán para la inversión nacional e internacional. Este cambio ha traído beneficios, pero también ha elevado la complejidad del sector. “Hoy, cualquiera puede montar una página y anunciar propiedades. Pero no todos están preparados para acompañar un proceso completo con ética, conocimiento y responsabilidad”, advierte Karla Vadillo.
A quienes desean dar su primer paso en el mundo inmobiliario, los fundadores de INVC ofrecen una serie de consejos prácticos. Lo primero es definir el objetivo de la inversión: no es lo mismo buscar rentabilidad a corto plazo que apostar por la plusvalía a largo plazo o adquirir una vivienda propia. Cada caso requiere una zona distinta, un tipo de propiedad diferente y una estrategia adaptada. También recomiendan investigar a fondo el respaldo legal de los proyectos, la trayectoria de los desarrolladores y trabajar siempre con asesores certificados.
En un mercado tan activo y cambiante como el de Mérida, lo que parece una simple compraventa se convierte, muchas veces, en un proyecto de vida. INVC Estrategias Inmobiliarias ha entendido esto desde su origen, y por eso, más que vender propiedades, se han especializado en crear relaciones duraderas con quienes buscan construir futuro en tierras yucatecas. Porque cuando el asesor entiende la visión del cliente, la inversión se transforma en patrimonio con propósito.