Raúl Ríos Soto


Hay historias que conectan porque están ancladas en algo real. No buscan impresionar, solo mostrar lo que sucede cuando se vive con propósito. Hay mexicanos que llevan esa esencia en cada paso: construyen desde el trabajo, desde la fe, desde una identidad que no cambia con el entorno. Son personas que no buscan protagonismo, pero lo encuentran por la solidez con la que viven.

Uno de esos perfiles es el de un hombre que, con un origen sencillo en Michoacán, encontró en el Ejército de los Estados Unidos no solo una carrera, sino una escuela de vida. Lejos de renunciar a sus raíces, las convirtió en una fuente de fuerza. En ese entorno exigente y estructurado, aprendió a liderar, a obedecer, a sostenerse en medio de la adversidad. Y también a descubrir que, incluso dentro de una institución tan rigurosa, había espacio para algo más profundo: la fe, el propósito y el servicio con sentido.

Raúl Ríos Soto prefiere contar desde lo vivido, desde las situaciones que lo marcaron y que hoy forman la base de lo que enseña. Durante sus trece años en las fuerzas armadas, asumió roles que demandaban no solo precisión y disciplina, sino humanidad. Participó en más de 2,400 funerales de honor a soldados caídos, un acto de profundo respeto que dejó en él una huella imborrable. Esa experiencia moldeó su visión del servicio, del sacrificio y del valor de cada vida.

Raúl Ríos Soto


Su compromiso fue reconocido oficialmente por el Consulado de México, que le otorgó un distintivo por ser el primer mexicano en destacarse de forma sobresaliente dentro del Ejército estadounidense. Más adelante, asumió el cargo de Coordinador Regional del programa de la Guardia de Honor en California, liderando a más de 120 soldados. No lo movía la ambición, sino la responsabilidad: formar equipos sólidos, responder con integridad y sostener el legado de quienes sirvieron antes que él.

Cuando dejó el uniforme, no dejó atrás su vocación de liderazgo. Raúl entendió que el siguiente paso era compartir lo aprendido, no solo con militares o veteranos, sino con empresarios, jóvenes, emprendedores y familias. Así nació Soldados de Fe Podcast, un espacio donde combina sus vivencias con una reflexión clara sobre identidad, propósito y espiritualidad. Desde ahí, ha llegado a miles de personas, y ha llevado su mensaje a escenarios donde la palabra también puede ser una forma de servicio.

Raúl Ríos Soto


Ha compartido su historia junto a figuras como Marcus Dantus, Karla Huerta, Alex Dey, Adriana Gallardo y Jorge Serratos, entre otros. No se trata de seguir fórmulas de éxito, sino de transmitir lo que la experiencia le ha enseñado: que ningún logro externo tiene valor si no está sostenido por una vida interior fuerte. Por eso, para Raúl, el desarrollo personal, emocional y espiritual no es una opción, es el cimiento de todo lo demás.

También ha apostado por proyectos de inversión con propósito, especialmente en bienes raíces, con la convicción de que la prosperidad económica debe estar al servicio de algo más grande. Su enfoque empresarial no está desconectado de su visión personal: en ambos busca generar impacto real, generar comunidad y aportar valor.

Formar parte del movimiento Sinergetico 1+1=3 y del programa Find Your Voice Camp dentro del MAS Mastermind ha sido una extensión natural de su camino. En ese entorno, ha encontrado aliados, mentores y plataformas para amplificar su mensaje. Lo ha cursado en dos ocasiones, no como un estudiante más, sino como alguien que entiende que el crecimiento es constante y que nunca se deja de aprender.

Raúl Ríos Soto


Hoy, Raúl Ríos Soto sigue caminando con paso firme entre la vida familiar, el escenario y la comunidad que lo sigue. Lo hace no como alguien que dejó atrás sus raíces, sino como alguien que las honra en cada paso que da. Porque no se trata de de dónde vienes, sino de qué haces con lo que has vivido. Y él eligió convertir su historia en una misión: formar corazones firmes, hogares sólidos y líderes con propósito.

SAK Fundación


Hay momentos en la vida que nos dejan sin palabras. No porque falten cosas por decir, sino porque lo que se siente es difícil de nombrar. Una pérdida inesperada, una despedida que no sabíamos que dolería tanto, una crisis que nos quiebra por dentro sin que se note por fuera. En esos espacios inciertos, lo emocional se vuelve denso, silencioso, y muchas veces incomprendido. ¿Cómo se sigue cuando no hay claridad? ¿Cómo se acompaña a alguien más cuando no sabemos qué hacer ni con nuestro propio dolor?

A veces, no se trata de tener todas las respuestas, sino de aprender a estar. Estar presente, sin juicio. Escuchar con atención, reconocer el sufrimiento sin minimizarlo, y sostenerlo desde un lugar genuino. Esa capacidad de acompañar con humanidad no nace sola: se forma, se cultiva, se aprende. Y es justo ahí donde entra en juego una mirada más profunda de la salud mental, aquella que no sólo diagnostica, sino que entiende, que abraza, que repara.

SAK Fundación


Desde hace más de ocho años, SAK Fundación ha centrado su trabajo en ese territorio sensible donde el dolor psicoemocional a menudo pasa desapercibido. Su labor combina atención directa, formación especializada y trabajo comunitario, con un enfoque integral que reúne a profesionales de la salud mental, tanatología, suicidología y cuidados paliativos. A través de esta red interdisciplinaria han acompañado a miles de personas en crisis, canalizado a quienes necesitan ayuda urgente y formado a profesionales que hoy hacen una diferencia real en distintos contextos del país.

En ese camino de escucha y acción, la fundación también ha desarrollado propuestas educativas sólidas que invitan a formarse desde la experiencia, la ética y el compromiso humano. Este 2025, lanzan una nueva edición de dos de sus programas más representativos: el Diplomado en Tanatología y el Diplomado en Suicidología, ambos con modalidad virtual y clases en tiempo real.

SAK Fundación


El Diplomado en Tanatología, que inicia el 22 de mayo, propone un recorrido que parte del autoconocimiento y se extiende hacia la comprensión del duelo, la pérdida y la muerte como dimensiones inevitables de la vida. A través de cinco módulos se abordan temas como el duelo en diferentes etapas de la vida, el cuidado de los cuidadores, la espiritualidad, y situaciones complejas como el suicidio, el aborto o la enfermedad crónica. Más que una formación técnica, es una invitación a mirar el dolor con respeto y a acompañarlo con herramientas reales.

Por su parte, el Diplomado en Suicidología, con inicio el 24 de mayo, ofrece una formación especializada para abordar uno de los temas más urgentes y, a la vez, más invisibilizados: el suicidio. El programa cubre desde los factores de riesgo y protección hasta la intervención en crisis, la prevención comunitaria y el acompañamiento a sobrevivientes. Con once módulos y un enfoque clínico, ético y social, está diseñado para quienes trabajan con poblaciones vulnerables o desean prepararse para intervenir de forma informada y empática.

Ambos diplomados cuentan con el aval de la Secretaría de Salud y la Universidad Autónoma de Coahuila, y están dirigidos a profesionales de la salud, la educación, el trabajo social y cualquier persona interesada en el acompañamiento emocional desde una perspectiva integral. El modelo educativo incluye clases semanales de tres horas y media, materiales especializados y seguimiento personalizado en grupos reducidos.

Más que adquirir conocimientos, estos programas invitan a transformarse. Porque entender el dolor y saber acompañarlo no solo es útil en lo profesional: es, en muchos casos, una forma de estar mejor preparados para vivir con más conciencia y humanidad.

SAK Fundación


En ese propósito, SAK Fundación no solo forma profesionales: construye espacios donde es posible mirar el dolor sin miedo, acompañarlo sin prisa y aprender, con otros, que también en lo más difícil hay lugar para la escucha, la presencia y el cuidado. Porque acompañar no es una tarea técnica, sino una práctica profundamente humana que, cuando se hace bien, puede cambiar vidas —incluida la nuestra.
Leandro Tuyub en partido de fútbol.


Hay quienes encuentran en el deporte una forma de canalizar su energía. Otros, una vía de escape. Y otras veces, esa fuerza encuentra su voz en alguien que, contra todo pronóstico, decide no detenerse.

Desde muy pequeño, Leandro Tuyub Aranda descubrió en el fútbol una fuente inagotable de alegría y estructura. Originario de Cancún, Quintana Roo, comenzó jugando en la cancha de su colonia y pronto se unió al equipo “Gallos Team”, donde entendió que detrás de la diversión también había una disciplina que lo moldeaba sin que él lo notara. Aquellos primeros pasos serían, con el tiempo, un sostén esencial en uno de los momentos más difíciles de su vida.

Leandro Tuyub en partido de fútbol.


A los quince años, el diagnóstico de cáncer cambió el juego por completo. “Lo más difícil que afronté fueron las quimioterapias”, recuerda. Una frase que le dijo un maestro quedó grabada en su memoria: “Te va a curar lo que ahora te está lastimando”. Al principio costó asimilarlo, pero con el tiempo, Leandro aprendió a convivir con la enfermedad y, sobre todo, a luchar contra ella.

Mucho del impulso para mantenerse firme durante el tratamiento vino de adentro, pero no solo fue cuestión de actitud. “Mi mentalidad me sostuvo, pero también lo hicieron mi familia, mi novia y mis amigos”, cuenta. El apoyo constante de su círculo más cercano fue decisivo para sostenerse cuando el cuerpo pedía descanso y la mente, claridad.

Superar la enfermedad no solo significó vencer un diagnóstico, sino también resignificar la vida. En el deporte, esa transformación se tradujo en una nueva forma de competir: con más determinación, más disciplina, una mentalidad distinta. Esa fuerza lo llevó incluso a representar a México en una competencia Sub-18 en Suecia, una experiencia que marcó un antes y un después en su camino deportivo.

Leandro Tuyub cruzando la meta.


Fue entonces cuando correr entró en escena. Lo que comenzó como una forma de acompañar las quimioterapias se volvió un espacio personal de libertad. “Me siento libre y sin presión cuando corro”, dice Leandro, quien logró completar una carrera de 5 kilómetros en un tiempo admirable de 18 minutos con 47 segundos. Pero la meta iba más allá del tiempo: “Me sentí muy feliz, más al ver a mi papá en la meta esperándome. Sin su apoyo, no hubiera hecho nada de lo que estoy contando”.

Esa energía encontró también una vía en las redes sociales. Inspirado por creadores como Roberto Gallegos, comenzó a compartir contenido sobre salud, entrenamiento y motivación. “Intento dar tips que me hubiera gustado recibir cuando yo empecé”, cuenta. Aunque no han faltado las críticas, Leandro prefiere enfocarse en quienes sí encuentran valor en lo que transmite.

Hoy, sin buscarlo del todo, se ha convertido en un referente para jóvenes que ven en él un ejemplo de constancia. “Es muy lindo inspirar a más gente”, dice con humildad. Y cuando las palabras no bastan, acude a una frase que lo ha acompañado desde el inicio de su proceso: “Nunca es suerte, es Dios”. En ella resume su historia, su fe y su decisión de seguir avanzando, paso a paso, como si cada zancada fuera también una victoria.

El Peso Mexicano Alcanza su Mejor Nivel desde Noviembre Impulsado por la Depreciación del Dólar


El tipo de cambio cerró la sesión en 20.0342 pesos por dólar, marcando su mejor nivel desde el 7 de noviembre, según datos del Banco de México (Banxico). Esta apreciación del peso frente al dólar se traduce en un avance del 1.30% respecto a la jornada previa, el mayor aumento registrado desde el 19 de noviembre. En el acumulado semanal, el peso mexicano mostró una ganancia del 0.47%.

Factores que fortalecieron al peso mexicano


La apreciación del peso ocurrió en sincronía con otras monedas de América Latina, en un contexto de debilitamiento global del dólar. Según el grupo financiero Base, este comportamiento responde a una "corrección a la baja del dólar" en los mercados internacionales.

El índice del dólar (DXY), que mide el desempeño del billete verde frente a una canasta de monedas, cerró con una depreciación del 0.63%. Este descenso se relaciona con la publicación del índice de precios del consumo personal (PCE) en Estados Unidos, que mostró un incremento mensual en noviembre por debajo de las expectativas, disminuyendo las preocupaciones sobre un repunte inflacionario.

Además, las expectativas inflacionarias hacia 2025 por parte de Banxico y la Reserva Federal, junto con una agenda económica moderada para el cierre del año, contribuyeron a la fortaleza del peso mexicano.

Perspectivas a corto plazo


El grupo financiero Base señaló que el tipo de cambio podría estabilizarse alrededor de los 20.00 pesos por dólar, aunque persisten riesgos para una mayor apreciación debido a factores políticos y económicos.

“El peso perforó nuevamente el promedio móvil de 50 días, ubicado en 20.17 pesos por dólar, lo que sugiere una mayor probabilidad de apreciación, pero no asegura un cambio de tendencia”, indicó Base.

Sin embargo, la última quincena del año podría traer una menor liquidez en el mercado cambiario debido a las festividades de Navidad y Año Nuevo, lo que podría aumentar la volatilidad. Adicionalmente, los mercados están atentos a eventos políticos en Estados Unidos, incluidos riesgos de suspensión parcial del gobierno y la toma de protesta de Donald Trump en enero.

Rango estimado para el tipo de cambio


Para el overnight, Base estima que el peso fluctúe entre $19.98 y $20.14 por dólar, influido por la tendencia actual y a la espera de las cifras de inflación quincenal en México, que serán publicadas el lunes.